Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña. Correspondencia 1907-1914

En 1906 el escritor dominicano Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) llega a México. Modelo de erudición y curiosidad intelectual, su presencia animó la actividad cultural de las postrimerías del Porfiriato. De inmediato la joven generación de escritores, conocida como el Ateneo de la Juventud lo adoptó como una de sus figuras tutelares.
Alfonso Reyes (1889-1959), con apenas 17 años, se convierte en el discípulo más cercano de Henríquez Ureña e inicia con él un constante y duradero intercambio epistolar. En los años que abarca la presente Correspondencia, maestro y discípulo comentan su ambiente intelectual ejercitan su estilo, manifiestan sus admiraciones literarias y, sobre todo, hacen patente, en las 112 cartas que integran el epistolario, una de las amistades más importantes de la literatura hispanoamericana.
Este epistolario, sin duda el más importante de sus respectivas obras, tuvo larga resonancia en las vidas de ambos. Todavía al final de su vida Reyes tenía presente la imagen de Henríquez Ureña: «cuando no logro expresarme con diafanidad y precisión, creo ver el rostro de Pedro Henríquez Ureña que me reconviene», escribió en 1956.
Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña. Correspondencia 1907-1914, fue editado por José Luis Martínez con la ayuda de José Emilio Pacheco, cuenta con un detallado onomástico, así como con una útil cronología.

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