DE MI PADRE
DE ALEJANDRO y de César y de otros capitanes
ilustres por las armas y, a veces, la prudencia,
yo encontraba en mi padre como una vaga herencia,
aliento desprendido de aquellos huracanes.
Un tiempo al Mío Cid consagré mis afanes
para volcar en prosa sus versos y su esencia:
la sombra de mi padre, rondadora presencia,
era Rodrigo en bulto, palabras y ademanes.
Navegando la Ilíada, hoy otra vez lo veo:
de cóleras y audacias —Aquiles y Odiseo—
imperativamente su forma se apodera.
Por él viví muy cerca del ruido del combate,
y, al evocar hazañas, es fuerza que retrate
mi mente las imágenes de su virtud guerrera.
DE MI PARÁFRASIS
1
No ESTÁ en las letras cuanto yo adivino
del duelo del troyano y del aqueo,
ni sólo en el poema peregrino,
ni en lo que cautamente escribo y leo.
A sobresaltos de la sangre, atino
con el oculto parangón, y husmeo,
no las palabras disecadas, sino
el tufo de la guerra y del saqueo.
Por gracia o maldición —otro lo acierte—,
un patrimonio traigo en la memoria
de valentía y de dolor y muerte.
Gritos y llantos, pánico y victoria,
todo lo tuve junto a mí, de suerte
que todo es sentimiento más que historia.
2
Oí CLAMAR a Andrómaca privada del esposo,
oí la imploración de Hécuba en la torre,
y he visto al viejo Príamo, nocturno y tembloroso,
que cruza el campamento y al hijo muerto acorre.
Llorar ajenas lágrimas fuera un afán ocioso
si abunda el propio llanto que tal engaño ahorre,
y el relato hago mío sin miedo a lo que oso
para que viva en mí y nunca se me borre.
A siglos de distancia la sangre es siempre una,
e igual es la congoja e igual es el contento.
Oh tierra que me diste la norma con la cuna:
A tu regazo —prenda de mi consentimiento—
de mis pacientes números confío la fortuna,
pues hallo que recogen tus quejas y tu acento.
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Lingua, sile; non est ultra narrabile quidquam.
Ov. Ep., 2, 61
Alfonso Reyes, «De mi padre»; «De mi paráfrasis», Homero en Cuernavaca, Obras Completas X, Fondo de Cultura Económica, México, 1981, pp. 418-419.