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Frontera del dolor. Por Alfonso Reyes

¡FRONTERA del dolor y el pensamiento,
alma hecha de carne todavía,
ave engañada que en sus alas fía
y es prisionera cuando cruza el viento!

¿Dónde está el rumbo, dónde está el momento
de libertad, y la “derecha vía”?
No vueles, ave, que te cansaría
el vago errar, el angustiado intento.

No vueles, ave: quieta en el engaño,
en medio del mudable desatino,
deja al tiempo girar año tras año.

Confía sólo en la virtud del trino,
y guarda sólo, en tu desdén huraño,
una dulce quietud ante el destino.

México, 22 de marzo, 1940.—VS

Alfonso Reyes. Obras completas X. Fondo de Cultura Económica, México, 1996, pág. 203.

Río de olvido. Por Alfonso Reyes

Río de Enero, Río de Enero:
fuiste río y eres mar:
lo que recibes con ímpetu
lo devuelves devagar.

Madura en tu seno el día
con calmas de eternidad:
cada hora que descuelgas
se vuelve una hora y más.

Filtran las nubes tus montes,
esponjas de claridad,
y hasta el plumón enrareces
que arrastra la tempestad.

¿Qué enojo se te resiste
si a cada sabor de sal
tiene azúcares el aire
y la luz tiene piedad?

La tierra en el agua juega
y el campo con la ciudad,
y entra la noche en la tarde
abierta de par en par.

Junto al rumor de la casa
anda el canto del sabiá,
y la mujer y la fruta
dan su emanación igual.

El que una vez te conoce
tiene de ti soledad,
y el que en ti descansa tiene
olvido de lo demás.

Busque el desorden del alma
tu clara ley de cristal,
sopor llueva el cabeceo
de tu palmera real.

Que yo como los viajeros
llevo en el saco mi hogar,
y soy capitán de barco
sin carta de marear.

Y no quiero, Río de Enero,
más providencia en mi mal
que el rodar sobre tus playas
al tiempo de naufragar.

—La mano acudió a la frente
queriéndola sosegar.
No era la mano, era el viento.
No era el viento, era tu paz.

Alfonso Reyes, «Río de olvido», Romances del Río de Enero, Constancia poética, Obras completas X, Fondo de Cultura Económica, México, 1996, pp. 385-386

Cacería divina. Por Alfonso Reyes

Se mecía en la luz como entre espadas,

azuzaba con voces las estrellas,

amanecía con locuras nuevas

y dormía celado de fantasmas.

Retozaba en el viento hecho palabras,

iba entre flores sin burlarse de ellas

y volteaba en la campana hueca

del cielo, sordo de la campanada.

Pero en el aire se juntaban fuerzas,

tretas de cazador, silbos de flechas…

—Y quiere huír. Y rueda sin sollozo.

Que lame el asta atravesado el oso,

y éste miraba sonriendo el bronco

árbol que salta de su corazón.

Río de Janeiro, 1931.—VS

Alfonso Reyes, Obras completas X, Constancia poética, Fondo de Cultura Económica, México, 1996, p. 130.

Décimas en acróstico

Por Alfonso Reyes

para una niña peruana: «A Margarita Ulloa Elías»

A yunque muy de «tierras lejas»,

M argarita, quiero aquí

A consejarme de ti

R evelándote mis quejas.

G anarás, si así me dejas

A provechar la distancia,

R imas que, en su consonancia,

I miten mi voluntad,

T erca en la dificultad,

A trevida en la constancia.

 

U na niña del Perú

L ocos afanes traía,

L o que la niña pedía

O jalá lo entiendas tú:

A cabar un verso en u;

E nmendar, cerrando un ojo,

L os pies de un poeta cojo;

I mponerle, en fin, con tretas,

A crósticos por muletas.-

 

¿S abes si logró su antojo?

 

Río de Janeiro, 12 de marzo, 1934

 

A mi ahijada Melina Rosa. Por Alfonso Reyes

Nombre de abeja, Melisa
y Rosa, nombre de flor:
virtud habrá en tu sonrisa,
y en tu alegría, calor.

Harás  un mundo mejor

dentro de tu pensamiento;

vivirás en el contento

de sentirte tan cabal.

que aun los intentos del mal

vencerás al solo intento.

Quiero para tu existencia
el coraje de vivir:
ni el temor del porvenir,
ni menos la indiferencia.
Tus padres te den la ciencia
de andar por el mundo, y
aprende a escucharte si
necesitas de consejo;

mas si lo quieres de un viejo,
Rosa, acuérdate de mí.

22 de julio, 1953