Cuando la soledad me da licencia, repaso con la mente mi destino, ansioso de buscar la consecuencia en tan aventurado desatino. Ni quiere ni resiste la conciencia ceder al trance que jamás previno, aunque se burlan de su resistencia todos los sobresaltos del camino. Me desesperan los torcidos trazos, en la madeja del azar me pierdo y pugno por soltarme de los lazos. Pero renazco vencedor y cuerdo, porque juntan y zurcen los retazos los virtüosos hilos del recuerdo. 28 de diciembre de 1949. Alfonso Reyes. (1996). Constancia poética. Obras Completas X. Fondo de Cultura Económica, p. 444.