Archivo de la categoría: Colombia

Alfonso Reyes y Porfirio Barba Jacob

En noviembre de 1909, Alfonso Reyes (de 20 años), formula un saludo al «Romero peregrino» (en ese entonces llamado Ricardo Arenales de 26 años de edad) en nueve cuartetos de versos alejandrinos de rima pareada.
Ricardo Arenales, heterónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez (Santa Rosa de Osos, Antioquia, 29 de julio de 1883 – Ciudad de México, México, 14 de enero de 1942) sería conocido para 1922 como «Porfirio Barba Jacob»: poeta y valeroso periodista colombiano -crítico y polémico- afincado en Monterrey, Nuevo León; ciudad en la fundó la Revista Contemporánea, una de las más grandes revistas literarias mexicanas (de la que salieron catorce números y que tuvo por colaboradores, entre muchos, a Alfonso Reyes y los hermanos Max y Pedro Henríquez Ureña), y fue jefe de redacción del viejo y prestigioso diario El Espectador, con el que acabó quedándose. Fue a parar a la cárcel por criticar en 1909 al régimen de Porfirio Díaz y mostrarse a favor del general Bernardo Reyes; es puesto en libertad gracias a la Revolución.
Ya en la capital de México colaboró en El Imparcial, El Porvenir reyista y El Independiente; fundó Churubuseo, de éxito resonante y efímera duración. Con el seudónimo de Emigdio S. Paniagua publicó en 1913, en folleto, el largo reportaje periodístico El combate de la ciudadela narrado por un extranjero, sobre los sangrientos sucesos que siguieron al asesinato del presidente Francisco Madero y que se conocen como la «Decena trágica». Obligado a huir de México por sus ataques a la Revolución triunfante de Venustiano Carranza, Barba Jacob fue a dar a Guatemala, donde habría de dejar honda huella. Allí, en 1914, su amigo el poeta y cuentista guatemalteco Rafael Arévalo Martínez escribió inspirándose en él, en Ricardo Arenales o el señor de Aretal, su mejor relato: El hombre que parecía un caballo, que le dio gran notoriedad a su autor y que empezó a forjar la leyenda del poeta colombiano.
Porfirio Barba Jacob también criticó implacable a los «revolucionarios» Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. En cambio, reconoció en las figuras de los “bandidos” Emiliano Zapata y Pancho Villa, los representantes más insignes de la Revolución mexicana. Cuenta una de las leyendas negras que escribió una biografía de Villa, de la que se vendieron más de veinte mil ejemplares en el norte de México y en el sur de los Estados Unidos (a la fecha no aparece ni un solo ejemplar).
Juan Sin Miedo, Juan Sin Tierra, Juan Azteca, Junius, Cálifax, Almafuerte (que también usó el poeta argentino Pedro Palacios), El Corresponsal Viajero fueron algunos de los heterónimos en los que el espíritu de Osorio Benítez se encarnó; sus artículos periodísticos, aparecidos en una veintena de publicaciones del continente americano, no llevan firma o están firmados ocasionalmente.

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Reyes y reinos del saber. A propósito del humanista mexicano Alfonso Reyes. Por Carolina Moreno

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Discurso de Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura (1982)

Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca6 de marzo de 1927 – México, D. F.17 de abril de 2014; Generación 1930),  fue un escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.

Juego mi vida, cambio mi vida. León de Greiff

Francisco de Asís León Bogislao de Greiff Häusler (MedellínColombia22 de julio de 1895 – Bogotá, Colombia11 de julio de 1976; Generación 1900), mejor conocido como «León de Greiff«, es uno de los más destacados poetas colombianos del siglo XX. Se le conoció también como Leo Le Gris y Gaspar de la Nuit . De Greiff fue de los impulsores del movimiento literario Los Panidas (Medellín1915):

Juego mi vida, cambio mi vida,
de todos modos
la llevo perdida…

Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo…

La juego contra uno o contra todos,
la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,
en una encrucijada, en una barricada, en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,
a todo lo ancho y a todo lo hondo
—en la periferia, en el medio,
y en el sub-fondo…—

Juego mi vida, cambio mi vida,
la llevo perdida
sin remedio.
Y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo…:
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio y lo rüin, lo trivial, lo perfecto, lo malo…

Todo, todo me da lo mismo:
todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.

Cambio mi vida por lámparas viejas
o por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil:
—por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil:
por los colgajos que se guinda en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota rubia;
la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia:
cambio mi vida por una anilla de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno:                                                                         —para echar a rodar la bola…

Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo;
la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra;
la cambio por un romance, la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca…

o por esa muñeca que llora
como cualquier poeta.

Cambio mi vida —al fiado— por una fábrica de crepúsculos
(con arreboles);
por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra—
o por su naricilla que está en algún Museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas…

¡o por dos huequecillos minúsculos
—en las sienes— por donde se me fugue, en grises podres,
la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres…!

Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida…

Para conocer más sobre la vida de León de Greiff, le convidamos a que aprecie el siguiente documental: