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VIII Platito de almendras

(Décima segunda)

Por Alfonso Reyes

 

Al huésped que se concentra

siempre tu piedad le acuda

oh cápsula diminuta

de plata para la almendra

 

Como se rompe la hembra

o abre la reja el terrón

entra el diente de rondón

hasta la pulpa cautiva

 

La sal llama la saliva

y ésta          la conversación.

 

VII Sopa

Por Alfonso Reyes

…Entre los pucheros anda el Señor…

Santa Teresa

En buen romance casero

de verdura y de calor

con los brazos remangados

me siento a la mesa yo

Tierra terrena     terruño
del fondo del corazón
Bien haya el caldo y bien haya
la madre que lo parió

Coplas*. Por Alfonso Reyes

1

Andabas con sed de gozo,

como hija de la pena.

¿Sí o no?
Y yo,
debajo de tu rebozo
me pasé la Noche Buena.

2

Sirena que entre las olas
se esconde para no verme,
¿con quién habla a solas,
con quién duerme?

3

Bordado de la almohada
que castigaste su orgullo
y la dejaste marcada:
cuéntame si está en capullo
o si es que duerme casada.

México, 26 de febrero de 1940. -VS.

* Omitido inpensadamente en OP.

 

Gandalín, escudero de Amadís de Gaula. A Sancho Panza, escudero de Don Quijote

Salve, varón famoso, a quien Fortuna,
Cuando en el trato escuderil te puso,
Tan blanda y cuerdamente lo dispuso,
Que lo pasaste sin desgracia alguna.
Ya la hazada o la hoz, poco repugna
Al andante ejercicio; ya está en uso
La llaneza escudera, con que acuso
Al soberbio que intenta hollar la luna.

Envidio a tu jumento y a tu nombre,

Y a tus alforjas igualmente envidio,

Que mostraron tu cuerda providencia.

Salve otra vez ¡oh Sancho! tan buen hombre,
Que a solo tú nuestro español Ovidio
Con buscorona te hace reverencia.

Orlando furioso a Don Quijote de la Mancha. Por Miguel de Cervantes

Si no eres para, tampoco le has tenido;
Que par pudieras ser entre mil pares;
Ni puede haberle donde tú te halles,
Invicto vencedor, jamás vencido.

Orlando soy, Quijote, que, perdido
Por Angélica, vi remotos mares,
Ofreciendo a la Fama en sus altares
Aquel valor que respetó el olvido.

No puedo ser tu igual, que este decoro
Se debe a tus proezas y a tu fama,
Puesto que, como yo, perdiste el seso.

Más serlo has mío, si al soberbio Moro
Y Cita fiero domas, que hoy nos llama
Iguales en amor con mal suceso.