Archivo de la categoría: País
El Hijo Pródigo. Octubre/Diciembre de 1943
Efemérides El Colegio Nacional. Febrero
| 01/02/1896 | Nacimiento | Caso Andrade, Alfonso | |
|
05/02/2014 |
Ingreso | Urrutia Fucugauchi, Jaime | |
|
06/02/1929 |
Nacimiento | Ramírez de la Fuente, Beatriz | |
|
07/02/1909 |
Nacimiento | Zavala, Silvio | |
|
08/02/1950 |
Fallecimiento | Ordoñez Aguilar, Ezequiel | |
| 11/02/1899 | Nacimiento | Sandoval Vallarta, Manuel | |
|
12/02/1996 |
Ingreso | Paso Morante, Fernando del | |
|
12/02/2007 |
Ingreso | Valadés, Diego | |
|
11/02/2014 |
Ingreso | Cossío Díaz, José Ramón | |
|
13/02/1910 |
Nacimiento | Bernal y García Pimentel, Ignacio | |
|
13/02/2006 |
Ingreso | Juaristi, Eusebio | |
|
14/02/1991 |
Fallecimiento | Ádem Chahín, José | |
|
19/02/1952 |
Fallecimiento | González Martínez, Enrique | |
|
22/02/1926 |
Nacimiento | León-Portilla Miguel | |
|
22/02/1996 |
Ingreso | Rossi, Alejandro | |
|
24/02/2000 |
Ingreso | Rodríguez Jorge, Luis Felipe | |
|
25/02/1993 |
Ingreso | Rudomin Zevnovaty, Pablo | |
|
25/02/2014 |
Ingreso | Villoro, Juan | |
|
26/02/1974 |
Ingreso | Xirau Subías, Ramón | |
| 27/02/1882 | Nacimiento | Vasconcelos Calderón, José | |
Prólogo de Alta Traición. Por José Emilio Pacheco

I
La lucidez, que se asemeja a menudo a un estado de gracia, no es una concesión, un don. Y, sin embargo, ese estado de gracia es, sin duda, un estigma: permite desear lo inalcanzable, permite vislumbrar lo que sólo el deseo redobla, permite levantar utopías que se derrumban estrepitosamente sobre nosotros. Estigma y Corona, pues. ¿Una dualidad? ¿Mal y Bien? ¿Risa y Llanto? Pero su atractivo reside en que jamás admite el maniqueísmo, pues entonces ya no es. La lucidez, probablemente, ha sido la madre de todas las dudas que han hecho al hombre occidental. Lo insondable de su presencia, lo insufrible y jubiloso, lo finalmente panteísta, es su estirpe poética; pues cuando la Poesía la interroga se hace carne con ella de tal modo que parece una cópula entre la belleza y la locura, cuyo resultado, cuanto más intenso, más indeleblemente queda grabado en la Memoria. ¿Y qué es esta marca, de nuevo: Corona, Estigma? Como dice José Emilio Pacheco.
José María Guelbenzu, 1982
Jardín de niños
Para Alba y Vicente Rojo

1
Abrir los ojos. Aún no hay mundo. Cerrarlos. Ver las tinieblas prenatales. Allí algo como un regreso al principio de todo. Soy una ameba, un protozoario, un pez que milenariamente va saliendo del agua * . Con espamos de asfixia me interrogo sobre el planeta humeante. Me adentro en tierra firme. Ya respiro. Avanzo a rastras. Soy reptil pulmonado. Y ahora me brotan alas: mis escamas se han transformado sin saberlo en plumaje.2

Lo que entre sangre y de la sangre brota
no es bello ciertamente. Como una fiera se debate, lucha con los puños cerrados y protesta contra quienes lo arrancan. Porque una cola lo ata a su especie humana. Es cercenada. Recibe el primer golpe. La luz lo hiere. Hierve el estruendo de este mundo. Ahora está solo y se defiende llorando. Cabeza deformada por el túnel y la lucha asfixiante. Arrugas de humedad. El viejo monstruo rejuvenece en horas y mañana será tierno y hermoso.
3

Desde la cuna veo llover. Se desploma
el cielo entero en un torrente sin pausa.
La tierra inerme volverá a ser del agua.
¿Voy a tocar el fondo como una piedra
o flotaré como un anfibio en las ondas?
Desciende a plomo y melodiosamente la lluvia.
Huele el jardín a recomienzo. Despierta.
El agua baja a proseguir este mundo.
Vibra el rumor que me adormece. Me duermo.
4

Tinta de la memoria. Extensión ciega
de lo indecible inmemorable.
Allí no hay nada. Sólo calor sin luz.
Tal vez la angustia
de la primera noche en esta tierra.
¿Acabarán
alguna vez las sombras? ¿Volverá el aire
a iluminarse?
Llanto, llanto
de aquel recién nacido en quien renueva
sus temores la especie.
Ser a solas
indefenso ante el mundo: el gran no-yo
y su despliegue amenazante
sobre, en torno
del que ha llegado sin palabras.
Si tienes hambre, si padeces de frío, si te incomodan los pañales, existes, te hallas vivo, caes en cuenta de que los otros te hacen falta y no eres centro de ningún modo, simple rueda del enorme engranaje, una semilla entre la cuna eterna que se mece insaciable. 5

Generación que vas como las hojas…
como las hojas no: como las ondas
o círculos concétricos taladrados
por la gota de lluvia en la masa del agua,
hasta que al ensancharse
se hacen un todo
con el río que nunca para
porque es distinto siempre.
Las aguas pasan
y el río sigue en su curso,
sigue su cauce. Generación
de los nacidos entre tumbas, al resplandor
del incendio del mundo.
Tanto trabajo de las células
y en poco tiempo
ser alimento de gusanos
en grandes fosas
o en las ruinas del bombardeo. Generación
de millones de niños muertos. La sobrevida
será para los otros muerte en el alma.
Y es su tarea
dejar escrito en agua su testimonio.
Seguir leyendo Prólogo de Alta Traición. Por José Emilio Pacheco
CANTATA. En la tumba de Federico García Lorca. Por Alfonso Reyes
Voces
El padre
La madre
La hermana
La novia
Guardianes de milicianos (Coro)
La Cantata salió como brota un quejido, aunque naturalmente tuvo que pasar por la razón.
Precisamente el esfuerzo consistió en darle cierta expresión objetiva de «epos». Por eso, en vez de acudir a resortes de la propia sensibilidad, se acudió a los símbolos eternos; el tributo de la naturaleza amontonado sobre una tumba: las regiones, la geografía humana de España; el Padre, la Madre, en el espacio físico y en el «espacio del alma», había que situarla en el tiempo. El trueno de los Milicianos, desde el fondo, la arraiga en el presente: la evocación de los temas líricos gratos a Lorca, la reminiscencia del Caballero de Olmedo, la atan a la tradición, al pasado: y el grito vengador final (tras los esfuerzos abortados de la Madre, que por más que hace no logra salir de la obsesión de una frase trunca: «¡Pero tu sangre…!»), la lanza al porvenir, al porvenir que es nuestro.
Una preocupación musical, que Pahissa interpretó cabalmente, domina la elaboración del poema. Tras la recitación de Mony Ermello, el poema quedó confiado a la teatralización de Margarita Xirgu.
La traducción francesa de L. Z. de Galtier fue recitada por Georgina de Uriarte en el Teatro Marigny de París, 1951.
EL PADRE
Madre de luto, suelta tus coronas.
LA HERMANA
La flor de ojeras, la risa de los llanos,
tus azucenas y tus amapolas,
claveles de pudor, jacintos pálidos,
y tréboles y fucsias y retamas,
y espliegos y laureles,
y hasta juncos, sarmientos y gavillas,
acres rastrojos, sápida verbena,
menta de ardor y cuasia de amargura;
y vengan estambradas
todas las trenzas de la tierra.
Madre de luto, suelta tus coronas.
LA NOVIA
Junta y apila en la silvestre tumba
los fragantes limones y naranjas,
túmulo vegetal, cerro de aromas,
la carne cristalina de las uvas,
gusto seco de nueces y castañas,
la granada vinosa,
la cidra vaporosa,
paltas y tunas y piñas de América,
y las anonas y los tamarindos,
y las lanzas del cacto mexicano...
GUARDIA
Y el trueno, fruto de la carabina.
EL PADRE
Madre de luto, suelta tus coronas
sobre la fiel desolación de España,
sacudido rosal, zarza entre lumbres.
LA NOVIA
Inquieto jardín
que hoy mecen clamores,
ayer castas flores
en olor de abril.
EL PADRE
Hay cóleras negras, llamaradas rojas,
espadas de cardos, banderas de hojas,
jardín; y en las sienes y en el corazón,
tónicos de buena y mala intención.
LA HERMANA
Perdida canción
de flauta y rabel.
LA NOVIA
Mustio girasol,
tronchado clavel.
LA HERMANA
Lo lloran los montes,
lo lloran los ríos.
LA NOVIA
Y los de las otras,
y los ojos míos.
LA MADRE
¡Pero tu sangre, tu secreta sangre!
¡Abel, clavel tronchado!
¡Pero tu sangre, tu secreta sangre
que revuelve la tierra y ciega el puente,
colma los surcos y amenaza el vado,
Abel, clavel tronchado!
EL PADRE
Presente tú donde el vino se cuela,
los crótalos redoblan y las palmas,
mana la voz y la guitarra vuela;
presente tú donde la gente baila,
donde la moza cesaraugustana
lanza en palillos de tambor de piernas...
LA HERMANA
Y las espuelas de Amozoc repican,
las barbas del rebozo de la china
cosquillean el vello de la boca,
y el gaucho zapatea,
el suelo santiguando con las botas.
EL PADRE
Hoy te lloren los pueblos,
el gitano solemne y el andaluz exacto,
el "maño" terco y bueno como el agua y el pan,
ebrio de luz el lírico huertano,
el catalán de las sagradas cóleras,
el forzudo gallego melancólico,
el dulce, hercúleo vasco,
el recio astur y el castellano santo.
LA NOVIA
El lazador de América y el fiero mexicano.
LA HERMANA
Matronas con los senos agitados,
vírgenes con las manos compasivas...
GUARDIA
Y el trueno, fruto de la carabina.
LA MADRE
¡Pero tu sangre, tu secreta sangre,
Abel, clavel tronchado!
EL PADRE
Te lloren la garúa y el tornado,
el turbio meteoro,
la gota del orvallo,
la pedriza que siega las mazorcas...
GUARDIA
Y el trueno, fruto de la carabina.
LA NOVIA
Que de noche lo mataron
al caballero,
la gala de Granada,
la flor del suelo.
LA HERMANA
En Fuentevaqueros
nació la gala:
traía cascabeles
entre las alas.
LA NOVIA
Crezcan la mejorana,
la yerbabuena,
dalia y clavel del aire,
flores de América.
LA HERMANA
Que de noche lo enterraron
entre cuatro velas,
cuatro ángeles mudos
por centinelas.
EL PADRE
Madre de luto, suelta tus coronas
sobre la fiel desolación de España.
Ascuas los ojos, muerte los colmillos,
bufa en fiestas de fango el jabalí de Adonis,
mientras en el torrente de picas y caballos
se oye venir el grito de los campeadores:
«¡Aprisa cantan los gallos
y quieren quebrar los albores!»
LA MADRE
¡Pero tu sangre, tu secreta sangre!
¡Pero tu sangre, tu secreta sangre!
TODOS
¡Pero tu sangre, tu secreta sangre,
Abel, clavel tronchado,
colma los surcos y amenaza el vado!
¡Aprisa cantan los gallos
y quieren quebrar los albores!
Buenos Aires, mayo de 1937 .-VS.
Seguir leyendo CANTATA. En la tumba de Federico García Lorca. Por Alfonso Reyes